PESADILLA EN LA LUNA DE MIEL
Su luna de miel fue un largo
escalofrío. Rubia, angelical y tímida, Sara siente que se le eriza la piel de
la espalda mientras se da cuenta de que algo no va bien en ese lugar.
Durante la noche, susurros
siniestros lanzan mil injurias, incluso llegando al insulto resuenan por toda
la cabaña.
La atmósfera que la rodea se
vuelve más y más perturbadora y, a medida que la oscuridad avanza, eventos
inexplicables empiezan a suceder
La sensación de que algo o
alguien está presente en la cabaña cobra tal fuerza que llega a ver sombras
moviéndose por las estancias, objetos desplazándose de un lugar a otro, como si
de momento les hubieran concedido vida propia.
Una especie de viento gélido
invade toda la estancia.
Poco a poco una espiral de miedo
y paranoia la envuelve con tal fuerza que su cerebro no es capaz de discernir si
lo que está pasando es real o fruto de su imaginación.
El corazón de Sara se dispara con
tal fuerza que con un movimiento involuntario lleva sus temblorosas manos al
pecho en un intento de calmarlo. El terror se apodera de ella, sus pupilas
empiezan a dilatarse más y más, desea salir huyendo, pero ha perdido todo el
dominio de su cuerpo y este permanece acurrucado en el suelo.
El amanecer le concede una tregua
y con ella un vestigio de valentía, recobrando poco a poco el control del
cuerpo.
Su mente paralizada durante la
noche empieza a razonar y una pregunta da forma a sus sentimientos: ¿Dónde está
su marido?
Empieza a recorrer la cabaña
llamándolo a gritos. Al no recibir ninguna respuesta, abre las puertas una tras
otra. Bruscamente, se detiene delante de una, la mañana anterior no había
tenido la percepción de que fuera tan antigua. Algo la impulsa a llamar, sus golpes tímidos
en un principio empiezan a ser apremiantes, al no recibir contestación alguna.
Agarra el picaporte, la puerta empieza a ceder. Con cautela, mira el interior.
Iluminada con unas tímidas velas, hay una habitación tan antigua como la propia
puerta. Sus ojos se clavan en la cama, en ella descansa con un sueño
intranquilo un hombre que parece ser Gregorio, su marido.
Sigilosamente, se va acercando.
En su cara aparece una expresión de horror, intenta gritar, pero su garganta no
emite sonido alguno. Un monstruoso insecto invade la cama. Los ojos del bicho
la miran fijamente sin duda alguna “son los de Gregorio”, lo único que queda de
su humanidad. No pudiendo mantener la mirada bajó la cabeza. Descubriendo que
en el suelo hay un objeto rojo se agacha: es un sangriento y vivo corazón. Sin poder
evitarlo lo recoge cuidadosamente, lo coloca donde debería estar en la parte izquierda
del insecto o mejor dicho de Gregorio.
Sara jura venganza mientras su
luna de miel se ha convertido en una pesadilla sangrienta de la que quizás no
logré escapar.
Autora: Inés G.
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