UN CORAZÓN ERRANTE
Una casa encantada, situada en medio de un bosque tenebroso, era el averno (lugar de castigo eterno) donde las telas de araña invaden todos Ios rincones, todo era tétrico, un lugar sombrío y pesimista…
había una mesa cuya tapa era una losa del cementerio cercano, donde su epitafio era: “El infierno está vacío, todos los demonios están aquí” (Shakespeare). Los monstruos y fantasmas eran tan reales que se codeaban con los que allí Vivian. Un muerto viviente, una momia, un vampiro, un hombre lobo, etc. Un corazón latía en un muerto viviente y no paraba de latir como con ganas de salir de ese pecho atormentado, para llegar hasta la mujer en la que pensaba y amaba cuando abandonó este mundo…
Y es que tanto la quería que él corazón estalló sin llegar a decírselo…
Con tinta de su propia sangre, había escrito y escondido una carta en el escritorio de su oficina donde en vida trabajaba, con lo que quería decirle, una declaración de amor que, al ser tímido, no sé atrevió a decírselo en vida.
El espíritu de este muerto viviente, una noche tenebrosa, donde los relámpagos y truenos hacían de las suyas, salió de la ultratumba por aquella casa encantada.
Se encaminó, con ese paso que tanto miedo da, hacia donde él vivía, con intención de poner a la vista el escrito que había hecho para aquella mujer.
A duras penas consiguió llegar, pero como era un muerto viviente, nadie podía verlo. Traspasó las paredes como un fantasma y al legar a su despacho, vio que la mujer andaba allí, colocando y limpiando, pues los familiares del difunto, le habían encargado que limpiara el lugar.
Con la luz que despedía el corazón enamorado, llevó a la mujer hasta donde estaba la carta que a ella la dirige, que era puro fuego.
Ella la descubrió y la leyó con pausa, con sentimiento pues era una declaración formal de amor, las lágrimas afloraron, y por su mejilla unas gotas resbalaron y Ilegaron al corazón errante que recibió con alegría y gozo.
Al ver que ella también le amaba, su corazón descanso y él regresó a la ultratumba donde pudo descansar y dejar de deambular por un mundo de muertos vivientes.
Carta que escribió con su propia sangre:
"Mi amor, mi dulce amor, en el momento en que te vi, supe que mi corazón sería tuyo para siempre. La vida me dio la oportunidad de amarte, pero no la aproveché. Me callé, me escondí, y ahora es demasiado tarde.
Quiero que sepas que mi amor por ti es eterno, más allá de la muerte. Mi corazón late solo por ti, y, aunque mi cuerpo se descomponga, mi amor permanecerá así en tu pensamiento.
Nunca tuve el valor de decirte lo que sentía, pero ahora, en la oscuridad de la muerte, encuentro la fuerza para expresarlo. Te amo, cariño, te amo con todo mi ser. Si hay después, espero encontrarte allí. Si no, te llevaré en mi corazón por la eternidad.
Tuyo siempre un corazón atormentado.
Por Francisco H.
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