LA METAMORFOSIS
«Al despertar
Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama
convertido en un monstruoso insecto».
Durante la
noche hubo una tormenta muy fuerte, y toda la familia había dormido poco, ya
estaban desayunando Elizabet, la hermana de Gregorio, y su madre Sara, extrañadas
de que no estaba Gregorio, que siempre era el primero, pero no le dieron
importancia. Habrá pasado mala noche pensaron.
Después,
preocupada, Sara acudió a la habitación de Gregorio. Llamó y entró. Extrañada
de no ver a su hijo, levantó las sábanas y encontró un monstruoso insecto, que
echaba una asquerosa y maloliente baba por la boca. Dio un grito que seguro lo
escuchó todo el vecindario. Elisabet se levantó y corrió a la habitación y
también quedó petrificada de ver aquel monstruo.
Regresaron a la
habitación y, de nuevo, aquel monstruoso insecto les dijo: «Mamá, Elisabet, soy
Gregorio, que por algún motivo me he transformado en insecto».
Quedaron
petrificadas, sin decir ni palabra las dos, pronto reaccionó Elizabet y le dijo
a su madre: «¿Recuerdas de aquel cuento que tanto nos gustaba y que una y otra
vez nos contabas de pequeños sobre el príncipe que por un encantamiento se
convirtió en sapo?... Pues puede que sea igual».
Sara respondió:
«Sí, lo recuerdo, pero yo por supuesto, que no daré un beso a este monstruoso
insecto, me da asco eso que echa por la boca». —Mamá, a mí también— dijo
Elisabet— pero por probar no se pierde nada, quiero a mi hermano y no estoy
dispuesta a verle así toda la vida, sería horroroso.
—Haz lo que
quieras, pero no quiero verte—. Y se dio media vuelta. Elisabet le dio un beso
y pronto se escuchó un estruendo y un grito de sorpresa y alegría a la par, a
los que Sara se dio media vuelta y lloró amargamente por no haber querido lo
suficiente para darle ese beso a ese monstruo monstruoso insecto en el que se
había convertido su hijo, y eso no se lo perdonaría a Sara en mucho tiempo.
Autor: Juan
H.
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