NOS VEMOS, por Inés González Gil
-Susi salió del colegio con una
gran sonrisa, daba palmas y saltaba mientras hablaba.
-Mamá, tienes que comprarme un disfraz. Nos ha dicho la seño que va a ser Halloween, también podemos pedir caramelos a los vecinos. Cuando eras pequeña, ¿llevabas un disfraz al cole?
- No cariño, nosotros celebrábamos todos los Santos. Y tampoco pedíamos caramelos.
- ¡Uf! ¡Qué aburrido! -dijo, a la vez que hacía un mohín con los labios.
-De aburrido nada, nos
sentábamos alrededor del brasero y contábamos historias de miedo.
-De mucho, mucho miedo.
-Sí, muchísimo miedo.
-Me cuentas una de esas
historias porfi, porfi…-repitió un ay otra vez. -Mamá, empieza ya, dijo
sentándose en el coche.
- ¿La prefieres de brujas,
fantasmas… o tal vez de muertos vivientes?
-No sé, la que tú quieras.
- ¿Sabes quiénes eran las brujas?
-Señoras muy feas y que iban montadas en una escoba. Contesta sin dudar.
-Esa es la fantasía cariño, en
realidad eran mujeres con conocimientos y habilidades extraordinarias.
-Mami empieza ya, date prisa o
no terminarás la historia.
De momento sentimos unos golpes
en el cristal del coche. Susi me miró con cara de angustia.
-No abras, no abras mamá.
Los golpes se vuelven más apremiantes,
levanto los ojos. Pegada al cristal está la cara del director del
colegio.
Miro a Susi, tiene los ojos
llenos de miedo.
-Tengo que hacer lo que me dice
o llamará a la policía.
-Si lo haces me llevarán y
tardarás en volver a verme.
El director, con voz nerviosa,
dijo:
- ¡Abre, no te hagas esto! Susi
murió en este mismo sitio hace tres años, no puede volver.
Qué equivocado estás, pensé.
Soy un mar de lágrimas, de mi boca sale una y otra vez un ‘lo siento’. Tengo
que abrir. El año que viene te esperaré en este mismo sitio.
Te quiero, cariño.
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