Después de todo lo vivido en el período del verano, se acercaba el último día de las vacaciones.
Karim insistía mucho en que no contactábamos con sus padres. Desde mediados de agosto no habíamos tenido noticias de ellos. Varios intentos de llamada por mi parte y por la de Karim habían sucedido sin éxito.
Cansada de no saber nada, avisé a Carol para ver si ella podía averiguar la situación real de los padres de Karim. Este, por su parte, se sentía cada día más triste porque, según me decía, se habían olvidado de él.
Un martes de repente me llegó la respuesta: por la guerra que estaban viviendo en estos momentos, permanecían desaparecidos. Sin noticias de si habían huido de su hogar o quizá podían incluso haber fallecido.
No esperé a comunicárselo a Karim. Fue bastante difícil por mi parte.
Me dirigí a él por la tarde mientras dábamos un paseo por la zona del campo exterior cerca de los dormitorios del preventorio.
- Karim, tengo que decirte que tus padres pasan una situación difícil y no podemos ponernos en contacto con ellos.
Él me miró con ojos entre preocupados y asustados, y me dijo con voz débil:
- No sé qué va a ser de mí.
Yo le respondí:
- He decidido que te vengas a la ciudad conmigo y te voy a acoger en mi casa. Voy a cuidarte hasta que tus padres te vengan a recoger o los localicemos. ¿Qué te parece?
Karim se puso muy feliz y esbozó una pequeña sonrisa.
- Merche, iré encantado contigo, eres buena persona.
Seguimos caminando hasta el fin de la tarde, hablando de los tiempos que vendrían.
Ha quedado muy bonito
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